Xardín fragmentario, 2025
Alberto Pena
Instalación con lienzos, pintura acrílica, vinilo, foco de luz
Cortesía del artista
Xardín fragmentario es una instalación creada específicamente para o museo pequeno por el artista gallego Alberto Pena. En la planta baja se incluye una gran tela creada por adición de fragmentos de lienzos pintados que, parcialmente suspendidos desde su parte posterior, crean un espacio cóncavo. A modo de taza o de acuario, la obra inunda parte del interior del museo, tocando con sus bordes los límites físicos de los escaparates principales. Este collage gigantesco de volúmenes irregulares, formas biomórficas, y colores vivos sugiere las paredes rugosas de una cueva, mientras que un único foco de luz rasante colocado en el suelo enfatiza los contrastes y genera una cierta teatralidad barroca.
La tela del lienzo está formada por la acumulación de retales rectangulares, pedazos sobrantes o desperdicios de otras obras del artista, pegadas unas a las otras, siguiendo leyes dadaístas del azar. Si bien el proceso de pegado es aleatorio, la colocación final de la pieza y sus pliegues y arrugas responde a una intención muy específica, y la composición final crea un efecto equilibrado. Cada retal está lleno de impresiones en negativo de elementos orgánicos que generan un jardín o “fraga” de vegetación abundante: raíces, arbustos, ramas, hojas, flores, semillas, palos, piedras, malas hierbas, cortezas, etc., y otros elementos del mundo natural, recogidos por el artista durante sus paseos. En su conjunto, y vista desde lejos, la obra asemeja un paisaje colorista, un ambiente idílico, un edén frondoso y húmedo, con reflejos del agua cristalina e inesperadas criaturas que yacen en sus recovecos.
Cada uno de los fragmentos rectangulares de este gran lienzo ha sido ejecutado con pintura de espray esparcida sobre un soporte de tela. La utilización de esta técnica se remonta a tiempos prehistóricos, cuando los humanos comenzaron a pintar la silueta de sus manos al soplar a su alrededor con pigmentos líquidos contenidos en una caña. Esta creación de una especie de imagen en negativo está también inspirada en los radiogramas de Man Ray, las sombras chinas, y las primeras imágenes de los pioneros de la historia de la fotografía, específicamente los cianotipos de Anna Atkins, quien los utilizaba precisamente para registrar su colección de plantas.
A diferencia de estos precursores y de la lentitud de su técnica, Pena deposita sus lienzos en el suelo y con movimientos rápidos y vigorosos esparce la pintura de aerosol sobre ellos. Esta técnica ágil y espontánea se asemeja a la “action painting” del expresionista abstracto Jackson Pollock, quien, a su vez, estaba influenciado por las pinturas de arena de los indios nativos norteamericanos. Si bien los fragmentos de Pena provienen de objetos específicos, la imagen final es obviamente una obra abstracta, y resulta imposible identificarlos debido a su intrincada superposición.
En la entreplanta de o museo pequeño el artista ha instalado dos reproducciones con vinilo de pinturas iluminadas con luces led. Estas imágenes están inspiradas en flores tropicales, sensuales, con colores vibrantes y formas exóticas, que sugieren una especia de ceremonia o ritual para rendir homenaje a lo sagrado de la naturaleza. En la ventana central se pueden contemplar varios videos del proceso creativo de Alberto Pena.
Xardín fragmentario expresa el interés de Pena y de o museo pequeno de proteger y conservar el paisaje natural de nuestras tierras gallegas, incitando las intervenciones respetuosas con nuestro medio ambiente. En este sentido, la obra fue creada para sensibilizar a los ciudadanos, invitándolos a conocer mejor, valorar, y conservar el patrimonio ambiental que nos rodea.
Alberto Pena es un artista multidisciplinar (pintura, grabado, instalación) que comienza su proceso creativo recogiendo objetos de su entorno, tanto natural como urbano, que luego lleva a su estudio para allí utilizarlos como punto de partida de su elaborado lenguaje plástico, repleto de complejos símbolos e imágenes personales. A menudo, el artista utiliza la técnica de la impronta, es decir, crea una imagen positiva al impregnar con pintura un objeto para luego presionarlo sobre el lienzo, o negativa, al aplicar pintura de espray a su alrededor mientras yace depositado sobre un soporte. Pena usa estas formas y texturas para crear paisajes abstractos, fantásticos y surrealistas, de colores saturados y sorprendentes, que rebosan formas orgánicas, acumulaciones, y estructuras.
Alberto Pena considera su obra "pintura expandida", repleta de referencias al arte primitivo, al expresionismo abstracto, y muy influenciada por los conocimiento botánicos y geológicos. Las pinturas resultantes, llenas de variaciones cromáticas, juegan con la sensación de escala del espectador, y se convierten simultáneamente en micro y macro topografías.
Pena afirma que sus obras son imágenes reparadoras que asocia con la psicología humanista y con la psicoterapia. Para el artista, la creación artística requiere un trabajo interior, y por lo tanto, una transformación vital, por lo que sus obras reflejan de forma inequívoca no sólo sus emociones, sino su propio crecimiento personal.
Haz click en la imagen de Alberto Pena para visitar su página web.
Das Crebas, 2024
José Luis López, Catu Martínez, Carlos Muiños
Instalación con esculturas de madera de deriva, fotografías, video
Cortesía de los artistas
Esta instalación de o museo pequeno es fruto de la colaboración de tres artistas de Ferrol: José Luis López, Catu Martínez, y Carlos Muiños, que se han reunido para traernos esta exposición multidisciplinar llena de amor por nuestras costas y que celebra la belleza intrínseca de las crebas, así como la viabilidad de un futuro más sostenible. Tomando como partida las esculturas de José Luis López, cuyo nombre comercial es “Das Crebas” (maderas de deriva encontradas en las playas), Catu Martínez elaboró un vídeo que reflexiona sobre las fuentes de inspiración del escultor y sus intenciones artísticas, y Carlos Muiños complementó la instalación con dos fotografías de crebas encontradas en la playa de Doniños durante un resplandeciente atardecer de la costa ferrolana.
Después de una larga trayectoria en las artes escénicas, José Luis López, “Das Crebas”, comenzó su faceta escultórica en el año 2020, inmediatamente después del confinamiento creado por la pandemia del Covid. En su obra, el artista juega con la idea de reutilizar un objeto “con magia propia” que aparece en las playas y que él luego convierte en una pieza única y al alcance de su público. López permite que las crebas se le manifiesten a través del fenómeno psicológico de la pareidolia, que evidencia la gran capacidad de nuestro cerebro para adjudicar una identidad conocida a un objeto. Sus creaciones mezclan arte, reciclaje, sostenibilidad y belleza. Haz click en la foto de arriba para visitar la página web del artista.
Catu Martínez estudió cinematografía y artes visuales, y se especializó en Dirección de Arte, colaborando en diferentes proyectos y cortometrajes, hasta que acabo centrándose en el campo de la videografía. La artista se considera una “documentalista”, ya que le gusta narrar y crear dentro de la “no ficción”. Catu Martínez siente además una gran vocación social que la ha llevado a trabajar como monitora sociocultural de ocio y tiempo libre, lo que le permite estar en contacto con diferentes colectivos sociales y poder impartir talleres donde fomenta la participación, la creatividad, y la imaginación.
Carlos Muiños estudió Artes Gráficas en el Instituto de Educación Secundaria Leixa, y trabaja como especialista de iluminación en artes escénicas, labor que compagina con su trabajo como fotógrafo, videógrafo y diseñador gráfico freelance. El artista ha viajado por diferentes ciudades como Porto, Londres, París, Marrakech, Madrid, y otros puntos de la geografía española, buscando paisajes tanto urbanos como naturales, así como sujetos para sus retratos. Muiños ha expuesto en diferentes salas del territorio gallego, y también internacionalmente, publicando su obra en revistas especializadas en fotografía artística.
5000 km
María X Fernández
Instalación (alambre, números de rotulación, alfombra, pintura acrílica, cajas de proyección, luz, objetos encontrados)
Cortesía de la artista
Para la instalación 5000 km, María X Fernández se inspira en las costumbres migratorias de las mariposas monarca. La última generación del verano emigra desde el nordeste de América del Norte a los bosques del suroeste de México para pasar el invierno, y regresar después al punto de partida, recorriendo casi 5000 km.
En la planta baja se distinguen dos visiones diferentes de la instalación, dependiendo desde donde observemos el interior: mirando hacia la ventana central se perciben las sombras proyectadas en papel de una serie de números, mientras que mirando desde las ventanas laterales destaca la tramoya de la instalación, es decir, los detalles de los elementos que producen las sombras, (incluyendo los números de rotulación colgando del techo e iluminados por una serie de focos).
Estas dos visiones diferentes nos permiten reflexionar sobre nuestra percepción de la realidad y, sobre todo, su dicotomía. También nos recuerdan la alegoría de Platón y la caverna. Las ristras de números de rotulación en plástico de colores rojo, blanco, y negro, transmiten la frialdad deshumanizadora de las cifras, que proyectan sus sombras generando un distanciamiento casi onírico que pretende poner en evidencia nuestra apatía ante el drama migratorio. La artista utilizó estos números inspirada en el poema de Federico García Lorca “Debajo de las multiplicaciones…” (Poeta en Nueva York, 1930), donde el granadino hace una crítica del sistema capitalista, de la inhumanidad y las desigualdades que origina, y de su agresión al medio ambiente.
La entreplanta de la instalación (nivel superior) se centra más literalmente en la migración de las mariposas a través de tres paisajes nocturnos creados con la proyección de sombras: en la ventana central, luces proyectadas sugieren los contornos de una mariposa que se mueve lentamente y que incorpora diferentes colores mientras cambia la perspectiva. A la derecha se percibe la brisa suave y el movimiento de las hierbas altas en la pradera norteamericana, y a la izquierda, una luna llena nos hipnotiza y transporta a una noche aún cálida a finales de verano. La artista crea un ambiente idílico y poético que nos invita a la observación lenta y detallada, y, en definitiva, a la reflexión.
María X Fernández es una creadora multidisciplinar que explora la escultura, la pintura, el dibujo, los objetos transformados, y las instalaciones específicas. María tiene un gran interés en la investigación artística, e integra muchos aspectos de su vida cotidiana en el desarrollo los temas que aborda. Su trabajo se caracteriza por una búsqueda incesante de nuevas técnicas (como las proyecciones de objetos a través de lentes), procesos, y soportes encontrados que ella modifica (como los libros intervenidos).
Entre los temas que María investiga frecuentemente conviene destacar la memoria colectiva, la historia, la guerra, la manipulación de las masas, la ecología y los desafíos del cambio climático, y el valor de todos y cada uno de los seres humanos. Más recientemente, la artista ha comenzado la serie Migraciones que inauguró con la exposición NORTE en la Galería Sarao de Ferrol y que se completará próximamente con SUR en el espacio Vivir Nunha Curva, de Moaña. Esta trilogía de exposiciones, incluyendo 5000 km, reflexiona sobre las migraciones como un hecho consustancial con la vida en el planeta y sus habitantes y se convierte en un réquiem por el actual drama migratorio en las fronteras del llamado “primer mundo”.
En sus instalaciones, esculturas y pinturas, Cabanes Fontao integra materiales encontrados para narra la historia del ser humano mientras reflexiona sobre la sociedad actual y la universalidad de la crisis ecológica.
La investigación de esta artista gira en torno a los plásticos de desecho que ella recolecta en plena naturaleza, sobre todo en las playas. En su obra, la artista aborda los problemas ocasionados por este material, así como las implicaciones del cambio climático y de la contaminación del entorno natural, mientras aboga por la necesidad de cuidar el medioambiente y la biodiversidad, sobre todo del vulnerable medio acuático.
El plástico marino es un material tosco que se adhiere a los organismos vivos, a los que también envenena, atrapa e inmoviliza. Con el paso del tiempo se decolora, transforma y desintegra en microplásticos mientras suelta aditivos tóxicos. Los plásticos acaban así formando parte del agua a nivel molecular, de la biología marina, de lo que nos alimentamos, e, inevitablemente, de nuestro propio cuerpo. Este problema es universal, pues no existen fronteras en los océanos.
(Haz click en la foto de la izquierda para ir a la página web de la artista)
Auga ferida, 2024
Cabanes Fontao
Instalación (arena, alambre, lienzos, plásticos encontrados, pintura acrílica, video)
Cortesía de la artista
Esta instalación de O museo pequeno muestra esculturas y pinturas de la artista coruñesa Cabanes Fontao, quien crea un arte comprometido con el medio ambiente y que llama la atención sobre la polución causada por el plástico. Su objetivo es empoderarnos y convertirnos en agentes de cambio en cuanto a nuestros hábitos de consumo de este material. Esta creadora incorpora en su obra pedazos de plástico que encuentra en las playas y bosques de Galicia y en otras partes del mundo. De esta forma, Cabanes Fontao expone el problema que este producto presenta para la salud de todos los seres vivos, reflexionando también sobre las costumbres de cada lugar.
El título de la exposición, “Auga ferida”, significa en castellano “Agua herida”, y hace referencia a la contaminación del agua de ríos y mares, el agua de los sistemas acuíferos del subsuelo, y del agua dispersa en el ambiente (en el aire, la lluvia, la niebla, etc.). Un elemento indispensable para el desarrollo y la prosperidad de la vida en este planeta, el agua que nos rodea ya no está sana… sino herida, enferma por elementos contaminantes como los microplásticos, resultado de la progresiva fragmentación de trozos de mayor tamaño. Como consecuencia, todos los seres vivos sufrimos los efectos de esta agua contaminada y nociva para la salud.
El espacio inferior de la galería representa algún lugar de Galicia. Observamos sus montañas brumosas en la distancia y una playa con arena, pero sin agua. En la playa encontramos un grupo de nasas, un tipo de red de pesca de forma cilíndrica utilizada tradicionalmente por muchas culturas costeñas. Los peces, crustáceos, y cefalópodos, símbolos de la riqueza de la vida marina, aparecen reemplazados por botellas, cuerdas, fragmentos textiles, bolsas, y envases de todo tipo. Estos desperdicios denotan nuestros hábitos consumistas y sustituyen a los seres marinos, tanto por su acumulación desorbitada como por la desaparición de las especies que han caído víctimas de las sustancias químicas artificiales que ahora forman parte del líquido elemento.
Además de las nasas, la artista crea esculturas de alambre negro que podemos encontrar colgadas del techo y de la pared. En su interior observamos trozos de redes, telas y otros plásticos encontrados en las playas de Galicia. Estas estructuras orgánicas representan estómagos, células, embriones o caparazones de los seres vivos contaminados por los plásticos que terminan formando parte de sus cuerpos.
La exposición incluye también varias pinturas en las que Cabanes Fontao combina la pintura acrílica con más fragmentos plásticos. Metafóricamente, los colores atractivos de estos productos sintéticos hacen una referencia a la facilidad de adquirirlos y la satisfacción de consumirlos. La artista también utiliza estos colores alegres para contrastarlos con algo que nos hace daño y que no vemos: paradójicamente, no llegamos a entender la toxicidad de este material para el ser humano y las implicaciones para nuestro planeta.